El Dr. Roscio

Roscio, Juan Germán

San José de Tiznados (Edo. Guárico) 27.5.1763 – Cúcuta (Colombia) 10.3.1821

Abogado y político, uno de los principales ideólogos del movimiento de la Independencia. Hijo de José Cristóbal Roscio, oficial retirado y hacendado, nativo de Milán, que había vivido en España y se había avecindado luego en la provincia de Venezuela, y de Paula María Nieves, nacida en La Victoria (Edo. Aragua). Los primeros años de Juan Germán transcurrieron en San José de Tiznados, en donde poseía su padre hatos de ganado. Aprendió allí las primeras letras. En 1774, se trasladó a Caracas, para iniciar sus estudios superiores bajo la protección de la hija del conde de San Javier. Asistió en la Universidad a los cursos de Teología, Sagrados Cánones y Derecho Civil. Doctor en Derecho Canónico en 1794, y en Civil en 1800. Obtuvo durante sus estudios diversas distinciones, entre ellas sendos primeros premios en concursos en ambos Derechos. y una medalla ofrecida por la Academia de Derecho Público y Español que se hallaba entonces establecida en Caracas. Desde 1796, había elevado una petición a la Real Audiencia solicitando su inscripción como abogado en aquel distrito judicial, la que le fue concedida; pero el Colegio (le Ahogados puso trabas para admitirle en su seno, alegando que en el expediente de limpieza de sangre presentado por Roscio no figuraba el calificativo de “india” que en otros documentos se le daba a su madre y a su abuela materna. En efecto, La Victoria era uno de los denominados “pueblos de indios”. La negativa del Colegio dio a Roscio la oportunidad de iniciar un proceso en el curso del cual presentó brillantes alegatos, que permiten apreciar cual era su formación jurídico-ideológica en esa época y la orientación filosófica de su pensamiento. El proceso duró hasta 1805, cuando Roscio logró su definitiva incorporación al Colegio. Desde 1798, aun antes de obtener el Doctorado en Derecho Civil, desempeñó la cátedra de Instituta en la Universidad de Caracas. Solía dar, además, conferencias sobre Derecho Público Español y Leyes de Indias, Al mismo tiempo, era Asesor de la Capitanía General y de la Auditoria de Guerra. Las autoridades le encomendaron entonces varias misiones de confianza, dentro de la administración de Justicia. En 1808 era Fiscal interino de la Real Audiencia de Caracas. Fue uno de los principales artífices de los sucesos ocurridos en esta ciudad el 19 de abril de 1810, al incorporarse como Diputado del Pueblo” al Cabildo que se celebró dicho día. Corno miembro de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII entonces establecida, ocupó la Secretaría de Relaciones Exteriores Fue ciertamente, el alma de la revolución en esa época y bien mereció el dictado de padre, maestro y defensor de la naciente libertad que mas tarde le adjudicó Andrés BeIlo. Roscio sostuvo una incansable labor propagandista favor de la emancipación, tanto en sus actos de estadista, en sus escritos difundidos por las prensas, en su copiosa correspondencia epistolar como en sus declaraciones y discursos en el Congreso Constituyente de Venezuela instalado el 2 de marzo de 1811, al cual asistió como Diputado por la villa de Calabozo. Fue el principal redactor del Acta de Independencia en julio de 1811. Participó asimismo en la elaboración de la Constitución de Venezuela sancionada el 21 de diciembre de 1811. Católico sincero, Roscio logra, a costa de una honda crisis de conciencia, disociar las nociones del Trono y el Altar que las enseñanzas por él recibidas presentaban indisolublemente unidos, detal modo que todo ataque dirigido al uno se considerase adverso al otro. Combatió el alegado derecho divino de los reyes, y, con argumentos de carácter teológico se esforzó en persuadir a sus compatriotas de que el sistema republicano era perfectamente compatible con la religión revelada. En marzo de l8l2, fue electo miembro del Poder Ejecutivo Plural, en calidad de suplente. Después del triunfo de Domingo de Monteverde, a mediados del mismo año. Roscio fue remitido preso a España, con otros 7 compañeros, calificados todos de “monstruos” por el vencedor. De las cárceles de Cádiz pasaron al presidio de Ceuta. En 1814. Roscio y algunos de sus compañeros de infortunio lograron fugarse y buscaron refugio en Gibraltar, cuyo gobernador ingles los entregó nuevamente a las autoridades españolas; el escándalo suscitado por este proceder del funcionario británico indujo al Príncipe Regente de Inglaterra a interceder por la libertad de aquellos hombres ante Fernando VII, quien se vio forzado a concedérsela. Roscio se trasladó a Jamaica, y de allí paso a los Estados U nidos; en 1817 dio a la estampa en Filadelfia su obra mayor, titulada triunfo de la Libertad sobre el Despotismo. En 1818 lo hallamos en Angostura, junto a Bolívar, a quien secundó en la reconstitución de la República de Venezuela y la creación subsiguiente de la de Colombia. Figuró entre los principales redactores del semanario Correo del Orinoco. Desempeñó sucesivamente las funciones de Director General de Rentas, Presidente del Congreso de Angostura, Vicepresidente del departamento de Venezuela y Vicepresidente de Colombia la Grande, Ocupaba este último puesto cuando murió de enfermedad en vísperas de reunirse el Congreso de Cúcuta.

Tomado de la obra de la Fundación Polar (1988), Diccionario Histórico de Venezuela, Tomo III, p. 480

La Banda Sucre de Lobatera

BANDA SUCRE DE LOBATERA: Las notas que presentamos sobre esta institución las tomamos en su totalidad de los apuntes escritos por Marcos Damián Ovalles, Ex Director de esta corporación. Los mismos fueron suministrados al Cronista de Lobatera José del Rosario Guerrero Briceño, quien los entregó al hictoriador y académico Samir Abdalá Sanchez Escalante, y éste las publicó en su libro “Lobatera tiempos históricos de una tierra de pioneros” BATT. Tomo nº 108. Aclarando esta fuente, dice Ovalles: la Banda Sucre de Labatera fue fundada el 19 de abril de 1906 por el Presbítero Bachiller Pedro María Morales y fue integrada por jóvenes de quince años en adelante, nombrando como su director a Don Luís Gonzaga Vivas quien duró en el cargo hasta noviembre ‘de 1907, luego fue director el joven Enrique Torre Betancourt. La primera banda estuvo integrada por las siguientes personas José Rivas, José Márquez, Hilario Vivas, Marcos Ovalles, Horacio Cáceres, Ramón Guerrero, Altagracia Contreras, Isaías Morales, Fortunato Morales y Juan Pérez. La primera actuación de esta Banda fue en julio de 1907, cuando acompañaban el funeral que se celebraba con motivo del asesinato del Coronel Luís Ignacio Briceño, muerto en Periquera (Guasdualito Estado Apure) en un asalto revolucionario. Sucedió en el cargo a Enrique Torre el joven José Rivas. Para 1909 se encargó de la Dirección Don Parmenión Briceño, uno de los mejores trompetistas que hubo en la Banda del Estado dirigida para esa época por Don Alejandro Fernández, la actuación de Briceño duró hasta fines de 1909. Para 1912 se encargó de la dirección Don Manuel María Salazar En 1913 fue director Arturo Arciniegas, gran clarinetista; por su muy seguido uso de la morfina, fue destituido del cargo y se nombró a Horacio Cáceres, corista de la Iglesia Parroquial, como nuevo Director. Para 1915 ocupaba la dirección Altagracia Contreras, compositor. Para 1916 ejerció Casiano Rosales, mecánico, relojero y gran ebanista. En 1917 volvió a ocupar el cargo Don Luís Gonzaga Vivas. Don Luís Gonzaga dejó la dirección de la banda por motivos políticos en el año 1921, al mismo tiempo era telegrafista de Lobatera. En el mismo año ocupó de nuevo la dirección Don Manuel Maria Salazar, hasta 1927. Fue sucedido por Heliodoro Reyes; su actuación fue efímera ya que tuvo que irse a las Antillas Holandesas donde fijó su residencia. Desde 1928 hasta 1939 fue director de la banda de Lobatera Marcos Damián Ovalles. A principios de abril de 1939 se encargó de la dirección Don Manuel Márquez Mora quien al mismo tiempo era Tesorero Municipal. Él formó una Escuela de Música y sus discípulos fueron un grupo de muchachos entre los 1O y los 12 años. La primera actuación de estos jóvenes músicos fue el 3 de mayo de 1940, solemnidad de la Santa Cruz. falleció don Manuel Márquez en el Hospital Vargas de San Cristóbal el 4 de octubre de 1941 y la banda de música integrada por los muchachos que él formó, junto a sus viejos compañeros del pentagrama, tuvieron la triste misión de acompañar con sus notas musicales las honras fúnebres del ilustre maestro. Desde 1941 a 1945 fue director de la banda Rubén Morales, le sucedió el maestro Pánfilo Medina (por 3 meses) y al ser destinado éste como director de la Banda Marcial del Ejército en San Cristóbal, se encargaron sucesivamente Arfihio María Añez y José del Carmen Graterón. Don Víctor Manuel Guerrero, originario de Salazar de las Palmas (Colombia), gran músico y compositor, dirigió la banda desde 1949 a 1950. En diciembre de 1951 ocupó el cargo Marcos Ovalles y de 1952 a 1953 lo ocupó nuevamente Víctor Manuel Guerrero. En 1954 se hizo cargo de la dirección Don Luis Peñaranda, gran trombonista. Fue sucedido por Don Máximo Reina Cruz, músico nacido en Guatemala. Para 1955 la Cámara Municipal nombró director de la Banda Sucre a Juan Jesús Ospina y se mantuvo en el cargo por tres años. Para 1958 volvió a. ocupar el cargo de director Marcos Ovalles. Le sucedió Don Antonio Mantilla. Para 1963 fue nombrado Avelino Sánchez y le siguió Don Francisco Lizarazo”. En los años setenta fue dirigida por José Erasmo
Cárdenas (conocido como Ramón), quien durante cuarenta años se dedicó al arte musical, y formó a gran parte de sus actuales integrantes. En la actualidad su Director Musical es el bombardinista Miguel Chacón Vivas, quien la ha presentado, con el respaldo de la Municipalidad de Lobatera y otros entes oficiales, en diferentes auditorios regionales y nacionales, integrando el elenco artístico de los programas El Táchira toma a Caracas, auspiciados por el Ejecutivo del Estado Táchira en 1995, 196 y 1997.

Tomado de la Obra del Dr. Luís Hernández Contreras (1999), Diccionario de la Música en el Táchira, p. 47

El Padre Morales

Nace en El Cobre, Estado Táchira el 22 de febrero de 1876. Sus padres: Félix Morales y Carmen Gómez. Recibe la instrucción de primaria en una escuela pública de su pueblo. A los 17 años pasa al Colegio Corazón de Jesús, trasladándose luego al Seminario de Curazao donde termina sus estudios. Recibe el Presbiterado de manos de Mons. Antonio Ramón Silva en la localidad de San Antonio del Táchira en visita pastoral que hiciera el año de 1900. Como recién ordenado era muy enfermo fue trasladado a El Cobre, cerca de sus familiares. Recuperado pasa como Teniente Cura de Táriba, luego a Michelena, radicándose en Lobatera desde el año de 1904 permaneciendo largos años en medio de esa feligresía. En Lobatera desarrolla una gran labor tanto en el ambiente espiritual como material. Se preocupa del esplendor del lugar sagrado y levanta el frontis del templo que hasta hoy dia lo conserva. Como largamente fuera azotado de enfermedades, aprendió el arte de curar ayudando a muchos de sus feligreses en sus dolencias con sabias recetas. Veintidós años quiso el Señor que permaneciera al frente de Ntra. Sra. de la Chiquinquirá en Lobatera trabajando incansablemente en la conservación de las costumbres.
Fallece este meritorio Sacerdote el 8 de noviembre de 1925 en Lobatera, es sepultado en el Templo Parroquial, lugar perenne de sus desvelos.


Tomado de la Obra del Pbro. Dr. Gilberto Santander Ramírez (1986), Historia Eclesiástica del Táchira, Tomo I, p.257

El Padre Lizardo

La Estela del Padre Lizardo

Prof. Felipe Guerrero
Individuo de Número Academia de la Historia

Estela es la que van dejando los cometas a medida que trazan sobre el escenario azul del firmamento sus órbitas que, según los entendidos, son elípticas. Pero no son estos cuerpos celestes los únicos seres de la creación en dibujarlas.
Las estelas a que ahora nos referirnos no pueden ser detectadas por ningún telescopio construido por el hombre, o por construir. La razón es que el Cielo sobre el cual se graban más que a fuego, pertenece a otra dimensión, no local ni imaginaria. Son las que dejan determinadas personas que en su peregrinaje terrenal van escribiendo la historia con el testimonio fulgurante de sus obras.
Si se entiende por estela el rastro que deja un cuerpo luminoso en movimiento, bien larga es la señal que dejó en esta comunidad el Padre Manuel María Lizardo.
El Padre Lizardo como se le conoce en nuestro medio, nació en Maracaibo en el año 1826 y ya a los treinta años de edad lo encontrarnos como primer Cura Párroco de la naciente Parroquia de San Juan Bautista, en la tradicional comunidad de La Ermita.
A partir de este momento en el año 1856, se inicia el vínculo estrecho entre este hombre y esta tierra. Un hombre de fe y de trabajo. De mirada pura y sencilla, de sonrisa amplia.
La intensidad de su vida ahoga los merecidos adjetivos. Su trayectoria como hombre público borra toda verbalización de los que separan la vida espiritual del permanente compromiso del cristiano con sus hermanos que es la única expresión del amor. Poco hablaba el Padre Lizardo del tema del amor, porque tenía la certeza de quien sabe que los principios son para vivirlos, para ejercerlos, pero que nunca deben ser tratados como adorno intelectual, ni para publicaciones alrededor de un divertimento moral.
El Padre Lizardo fue así, un ser humano congruente consigo mismo, con sus ideas, con sus semejantes. Fue un hombre que no daba cabida a las ambigüedades. Ya como sacerdote ejemplar, ya como constructor de templos, ya como Presidente de la Asamblea Constituyente del estado Táchira o como Presidente del Ilustre Concejo Municipal de San Cristóbal; este hombre tiene suficientes méritos para ocupar un sitial de honor en la memoria agradecida de la sociedad tachirense.
Su vocación misionera iba actuando sobre el centro del cometa que era su corazón. Los linderos de la patria le quedaron estrechos y por eso lo vamos a encontrar llevando el testimonio de amor cristiano más allá de las fronteras. Chinacota y Cúcuta serán escenarios adecuados para la obra de bien de este servidor de la humanidad.
Como un justo reconocimiento a esta extraordinaria vida de servicio, la Academia de Historia del Táchira nos asignó una honrosa comisión: Iniciar junto con Monseñor Raúl Méndez Moncada las gestiones para el traslado de los restos mortales del Padre Lizardo desde la ciudad de Cúcuta en la República de Colombia, hasta nuestra localidad.
En cumplimiento de ese mandato, acompañamos a Monseñor Méndez Moncada a la Capital del Departamento del Norte de Santander. La experiencia inicial fue extraordinariamente enriquecedora, pues la generosidad del Padre Alberto Echeverri nos permitió no solo acercamos hasta la tumba donde reposan los restos mortales del Padre Lizardo, sino también recorrer la historia de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario en donde el Padre Echeverri enriquece sus tareas pastorales con un sólido conocimiento histórico y con sus actividades como docente del mundo universitario.
Hemos iniciado con buen pie este laudable propósito de la Academia de la Historia. En definitiva es un acto de justicia y no podemos olvidar que para que el creyente alcance la justicia que Dios le demanda, la fe no vale sin las obras. Con absoluta claridad lo dice el evangelista: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt. 6,16).
Ojalá y toda la sociedad tachirense se sume a esta cruzada para el justo reconocimiento a un hombre.

Tomado del Diario Católico del 09/02/2006




Pbro. Dr. Manuel María Lizardo

El Pbro. Doctor Manuel Maria Lizardo nació en Maracaibo en el año de 1826. Cuando se creó la Parroquia Eclesiástica de San Juan Bautista de San Cristóbal ocupa el rectorado de esa Iglesia y desde el mismo momento se desvivió por la ciudad en múltiples actividades. En la Ermita construyó dos templos, uno antes de 1875 y el otro después del terremoto de ese año.

Su obra inmortal fue la creación del Hospital de Caridad, San Juan de Dios, el cual fundó en la manzana comprendida hoy entre las carreras sexta y séptima y las calles 12 y 13. El hospital se inaugura el 21 de enero de 1874. Su estadia en la Parroquia de San Juan Bautista fue del 2 de junio de 1856 al 20 de octubre de 1881.
En su gran estadia en el Táchira fue Presidente de la Asamblea Constituyente del Estado Táchira; Diputado por el Táchira al Congreso Nacional; Representante por el Distrito San Cristóbal para el Gran Jurado Electoral del Estado; Diputado a la Legislatura del Táchira; poeta, orador elocuente, mecenas de la educación, filántropo y Presidente del Concejo Municipal del Distrito San Cristóbal, es decir, una de las figuras más descollantes que hayan pasado por el suelo sancristobalense.
Drásticamente fue sacado del Estado Táchira, refugiándose en San Andrés, Chinácota y el Rosario de Cúcuta. En estas ciudades funda el Hospital San Juan de Dios de Chinácota y reconstruyó el templo en ruinas de la Villa del Rosario de Cúcuta, lugat donde se reunieron los diputados del histórico Congreso Constituyente de 1821.
La MunIcipalidad del Distrito San Cristóbal en el año de 1928 designó con el nombre del Padre Lizardo el Asilo de Ancianos de la ciudad.


Tomado de la Obra del Pbro. Dr. Gilberto Santander Ramírez (1986), Historia Eclesiástica del Táchira, Tomo I, p.331

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Tomado de la obra "Historia del Estado Táchira" (1981), de Tulio Chiossone, p.165




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Tomado de Diario de La Nación del 3/03/2006
Pregones Provincia del Táchira Jose de la Cruz García Mora



El Táchira se ganó a pulso el derecho a ser erigido por el Congreso Nacional como Provincia autónoma e independiente, con prerrogativas administrativas, al ser segregado de la antigua jurisdicción de Mérida. La pujanza económica regional, aunada al papel protagónico del liderazgo cantonal de la época, hicieron propicias las condiciones para el logro de la merecida jerarquía

político administrativa. El 11 de marzo de 1856, el Congreso emitía el Decreto y el 14 del mismo mes, el presidente Monagas ponía el ejecútese al mismo. Se reconocía así la solidez social y económica de la comarca occidental de la Provincia merideña, compuesta por los Cantones de San Cristóbal, San Antonio, La Grita y Lobatera. A la villa de Juan Maldonado se le otorgó la primacía como capital de la nueva entidad. La decisión respondía a un acto de justicia con estos pueblos andinos, casi olvidados hasta entonces, donde se amasaba el futuro provincial con la levadura fecunda del trabajo, la disciplina y la constancia de

sus gentes emprendedoras.

El cabildo de San Cristóbal, a nombre de los otros cantones occidentales, el 9 de febrero de 1855, había dirigido la petición al

Congreso Nacional, solicitando formalmente la erección de la Provincia "Torbes", argumentando razones de peso para lograr el reconocimiento de las autoridades a nivel central. El mismo año, el general Carlos Luis Castelli visitó la comarca y elaboró un informe favorable a la creación de la nueva entidad. El mismo está fechado el 5 de abril de 1855 en San José de Cúcuta. Estos documentos vienen a ser las bases argumentativas que impulsaron la creación de la entidad. En los mismos se describen las fortalezas y ventajas de la comarca occidental. El informe Castelli recomendaba la división de la Provincia de Mérida, al identificar dos espacios funcional y políticamente diversos, pero sobre todo porque el Táchira poseía suficiente riqueza y producción para enfrentar con éxitos los retos de la administración.
Siglo y medio después, el Táchira se mantiene erguido en el concierto de los Estados venezolanos, enarbolando

estandartes de orgullo, prestancia y fe en el porvenir. En todos estos años, la entidad y sus gentes han dado muestras de empuje, riqueza y potencialidad económica, social, cultural y humanística, con grandes destellos de fulgor y trascendencia política. Es obvio que aún falta largo trecho por recorrer en el camino hacia los estadios de progreso y bienestar general. Pero no tiene caso

sentarse a proferir lamentos infecundos contra los numerosos gobernantes de uno y otro signo que han fallado o dejado de cumplir la misión de proyectar al Táchira hacia los pedestales de la modernidad. Lo importante es levantarse de la modorra y tender la visión hacia el futuro, buscando nuevas razones para engrandecer la entidad y propiciar mejores dimensiones en la impostergable tarea de construir un proyecto regional de largo aliento, con la participación de todos los hombres y mujeres que sienten al Táchira como una razón de vida. Cada quien puede empezar por hacer bien la responsabilidad que le corresponde.

Cronista de Pregonero.

josegarmo@yahoo.com



Preámbulo de la Provincia

J. J. Villamizar Molina*

Para entender la creación de la Provincia del Táchira, debemos remontarnos a la época de la Independencia y, concretamente, a los tiempos de la Gran Colombia. En estos lapsos San Cristóbal era cabeza del Cantón de su mismo nombre, cuyo circuito componían las parroquias de la Villa, Táriba, Guásimos, Capacho, Constitución y San Antonio. Al comenzar la vida de la república soberana, cada una de estas parroquias tendría un Cura, un Juez de Paz y un Preceptor de primeras letras. La autoridad del Cantón era ejercida por el Jefe Político. Ostentaron esta investidura Ramón Burgos, Agustín Arias y Antonio María Gatell. El Cantón dependía de la Provincia de Mérida, cuyos gobernantes para la época fueron Judas Tadeo Piñango, Juan de Dios Picón y José Gregorio Villafañe. Después de la última visita del Libertador a San Cristóbal en 1820, la Villa contaba solamente con 2735 habitantes. El año de la Cosiata, 1826, llegó a San Cristóbal un ejemplar de la Gramática de la Real Academia. Desde este tiempo hasta 1830 hubo gran movilización de tropas del Rosario de Cúcuta a San Cristóbal y viceversa. Incluso, se llegó a fundar un Hospital Militar en San Cristóbal, a cargo de un fraile de la Orden de San Juan de Dios. En este movimiento intervino mucho el general Santiago Mariño. Porque Páez temía una invasión desde la Nueva Granada a Venezuela comandada por Bolívar o Urdaneta. Eran los dramáticos y hostiles tiempos de la retractación bolivariana. El Mariscal Antonio José de Sucre y el Obispo de Santa Marta, José María Estévez, tratando de evitar la separación, estuvieron en San Antonio, Capacho, San Cristóbal, Táriba y La Grita, pero no pudieron pasar de allí por órdenes del General Páez. La Asamblea de San Francisco congregada en Caracas, proclamó al general José Antonio Páez como Jefe Superior Civil y Militar de toda Venezuela. Esta quedó separada de hecho de la Gran Colombia y el 13 de enero de 1830 se constituyó un gobierno presidido por Páez, quien vino a convertirse en el paladín de la nacionalidad y soberanía venezolana.
Muchos compatriotas han censurado acerbamente al general José Antonio Páez. Yo creo que fue un gran venezolano, un gran patriota, un héroe y un hombre que merece los más altos calificativos en la vida pública venezolana. Durante su gobierno reconoció la soberanía de la Nueva Granada y del Ecuador; combatió la idea de crear un estado independiente con los territorios de oriente; levantó la prohibición del matrimonio entre españoles y venezolanos; integró plenamente Venezuela a la economía y al comercio mundial, propició la exportación del algodón, añil y café que había reemplazado al cacao; creó la Academia Militar de Matemáticas; creó la cátedra de Cirugía en la Universidad Central de Venezuela; transformó la estructura e intención de la Universidad de los Andes; decretó la fundación de la Biblioteca Nacional; instaló al historiador Feliciano Montenegro y Colón en el Convento de San Francisco y le confió la educación de sus hijos, haciendo esa educación asequible a otros niños pobres; creó la Sociedad Filarmónica de Caracas; dejó circular por vez primera El Venezolana, de Antonio Leocadio Guzmán; abrió las puertas del Banco Nacional y, muy noblemente, dispuso lo concerniente al traslado de los restos del Libertador Simón desde Santa Marta a Caracas. Es cierto que con Carlos Soublette y otros formaría parte de la oligarquía conservadora, pero esta oligarquía se transformaría con el atentado al Congreso el 24 de enero de 1848 bajo el mandato de José Tadeo Monagas. Sería este último presidente el llamado a crear la Provincia del Táchira. Obsérvese bien que se dice provincia y no Estado Táchira, porque el Estado Táchira, con el territorio de la provincia, apareció por un Decreto del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón en 1863, como estado soberano.
Todos los adelantos señalados que emprendió Páez no pudieron llegar, desde luego, a San Cristóbal. Pero la Villa se despertó durante su mandato y luego --durante el gobierno de la oligarquía, se preparó, indiscutiblemente, para el gran momento.

* Cronista de la Ciudad de San Cristóbal

Tomado de Diario Cattólico del 16-02-2006




Informe Castelli

J.J. Villamizar Molina (*)

Uno de los hecho más decisivos para la creación de la Provincia del Táchira, a más de la solicitud del Concejo Municipal de San Cristóbal, fue el Informe enviado por el general Luis Castelli con fecha 5 de abril de 1855, desde la ciudad de San José de Cúcuta a la Secretaría del Interior.
Luis Castelli nació en Turín, Italia y se enroló desde joven a las fuerzas de Napoleón Bonaparte. Venido a América, fue un gran prócer de la Independencia neogranadina y estuvo en grandes acciones guerreras en Venezuela. Fue nombrado Cónsul de Cerdeña en Venezuela por el Rey. Recibió la condecoración Orden de San Mauricio de Víctor Manuel II. En 1855 fue designado Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Nueva Granada. Su hoja de servicios y heroicidades señala en compañía de Bolívar la campaña desde Haití y acciones de guerra con MacGregor y Páez entre otros paladines. Combatió en la batalla de Carabobo. Por todas estas hazañas emancipadoras se hizo acreedor a la Cruz de los Libertadores en Venezuela. Hizo grandes servicios en las provincias de Mérida, Antioquia y Maracaibo y ya en la vida republicana colaboró eficazmente a las órdenes de Páez, Soublette y José Tadeo Monagas. Sus restos reposan en el Panteón Nacional.
Alegando a muchas causas y especialmente a los problemas de la justicia criminal que no podía ser administrada correctamente en los territorios occidentales de la provincia de Mérida, Castelli argüía: De aquí se deriva forzosamente lo que en realidad está sucediendo respecto de los intereses locales y diversidad de opiniones en los habitantes de los cuatro Cantones Occidentales que se quejan de que las autoridades provinciales desconocen o no están jamás dispuestas a atender bien las exigencias de su localidad especial; los orientales por su parte, viven inquietos por el espíritu de posición y discordia en que se ven uniformarse cada día con más vehemencia a sus comprovincianos de Occidente; las opiniones políticas tienden a formar siempre, dos opuestos bandos, cuyo verdadero objeto es dominarse en absoluto con la ocupación del poder provincial, tomando una sección por antagonismo con la otra, la bandera contraria de las que alzan los grandes partidos nacionales; por lo mismo las elecciones son verdaderos combates en que se recurre a todo género de intrigas para sojuzgar a un enemigo aborrecido y el ejercicio de la autoridad, impotente en semejante estado para propender al bien, no es sino la continuación de una lucha que no tiene término, y que mantiene las pasiones en exaltación constante". En otro párrafo continúa: "Primero es necesario que se lleve a efecto la división de la Provincia de Mérida en dos conforme a la petición que han presentado a las Cámaras Legislativas muchos vecinos de los cuatro Cantones Occidentes, a saber: La Grita, San Cristóbal, Táchira y Lobatera. La división es hoy posible; porque la riqueza y población de dichos Cantones en notable progreso (50.000 almas y exporta 45.000 qq de café, según cómputos que se me han hecho) son suficientes para sostener las autoridades que requiere la jerarquía provincial".
A nuestra ciudad le asigna gran importancia el Informe: "La Villa de San Cristóbal en la cual demoré más de un día, está llamada a ser la Capital de la Nueva Provincia, que ya se conoce en esperanzas con el nombre de "Torbes", es una población que ha adelantado rápidamente hasta triplicar su caserío y su importancia desde los años que la vi y que es actualmente un centro activo de comercio, rodeada de numerosas plantaciones que embellecen notablemente sus alrededores"... Respecto a la administración de justicia, añade: "es de todo punto urgente, la creación de un juzgado criminal en dicha villa o en San Antonio, que sirva para la represión de los delitos".

*Cronista de la ciudad de San Cristóbal

Tomado de Diario de La Nación del 15-02-2006




Lobatera celebrará el sesquicentenario de creación de la Provincia del Táchira


El próximo 14 de marzo del presente año, se cumplen ciento cincuenta años del ejecútese presidencial dado al decreto N° 993 (de fecha 11 de marzo) del Senado y la Cámara de Representantes de la República de Venezuela quienes reunidos en Congreso, crearon la Provincia del Táchira. Así lo informó el Dr. Samir A. Sánchez E. Cronista Oficial de Lobatera quien refirió que el proceso administrativo de consolidación de nuestra autonomía regional, a través de una autogestión que facilitara la administración de gobierno, el desarrollo económico y la administración de justicia, se había iniciado el 2 de marzo de 1855 cuando el Concejo Municipal del Cantón de San Cristóbal resolvió, con el acuerdo de las municipalidades de Lobatera, La Grita y Táchira, solicitar a la Cámara de Representantes la creación de una nueva provincia compuesta por los cuatro cantones y que se denominara Torbes. Esta solicitud recibió un importante apoyo el 5 de abril de 1855 a través de Don Carlos Luis Castell, designado por el Presidente José Tadeo Monagas como embajador en la Nueva Granada y comisionado para el estudio de la división de la Provincia de Mérida, y quien escribió en su informe: Es necesario que se lleve a efecto la división de la Provincia de Mérida en dos conforme a la petición que ya han presentado a consideración de las cámaras legislativas muchos vecinos de los cuatro cantones occidentales, a saber: La Grita, San Cristóbal, Táchira y Lobatera.

En lo que respecta al Cantón de Lobatera, uno de los cuatro municipios fundadores, para el año de 1856 estaba conformado por las parroquias: matriz de Lobatera y Constitución (hoy municipio Lobatera); San Juan de Lobatera (hoy municipio Ayacucho) y Michelena (hoy municipio Michelena). Presidía el Concejo Municipal el ilustre ciudadano Don Francisco A. Colmenares quien el domingo 7 de julio de 1856, publicaba por bando en la plaza mayor, al sonido de redoblantes y los acordes de la banda de música, el decreto y las comunicaciones oficiales que declaraban inaugurada la Provincia del Táchira (Estado a partir de 1864). Asimismo, se registra que la primera visita oficial del gobernador de la nueva Provincia al Cantón, se efectuó el 24 de septiembre de 1856, día de la fiesta en honor a Nuestra Señora de las Mercedes, cuando llegó a la Villa de Lobatera Don Pascual Casanova. Asistió a la misa solemne y procesión, recibió el informe del Presidente de la Municipalidad, regresando a San Cristóbal el día 25 en atención a restituirse a la capital de la Provincia por virtud de los temores que infunde la aproximación del cólera.

Dada la proximidad del sesquicentenario, la Alcaldía e Ilustre Cámara Municipal de Lobatera conjuntamente con la Casa de la Cultura Víctor Enrique Martínez, las instituciones educativas, la Benemérita Banda Municipal Sucre quien arribará a sus 100 años el próximo 19 de abril, la Junta Parroquial de Constitución y demás fuerzas vivas del Municipio, coordinarán unos actos conmemorativos en los cuales se promoverá el gentilicio venezolano, el tachirense y en especial el de Lobatera por haber sido protagonista histórico en la formación de nuestra nacionalidad y de nuestra autonomía regional.
Finalizó el Cronista haciendo una cordial invitación a los demás municipios fundadores como San Cristóbal, Jáuregui (La Grita) y Bolívar (San Antonio del Táchira) así como a todas las entidades municipales a celebrar con un espíritu de legítimo orgullo por nuestra tierra, el día del Estado Táchira.
(cronista-lobatera@hotmail.com).

(Tomado de Diario de La Nación del 29/01/06)


Táchira cumpleañero

J.J. Villamizar Molina *

Estamos en el año del sesquicentenario del Táchira. En marzo de este año cantaremos el Happy birthday al Táchira. El 11 de marzo de 1856, la Cámara de Representantes del Congreso Nacional -a petición del Concejo Municipal de San Cristóbal- procedió a la creación de la Provincia del Táchira con los Cantones San Cristóbal, La Grita, Lobatera y San Antonio, con capital en San Cristóbal y el 14 del mismo mes y año el presidente José Tadeo Monagas le puso el ejecútese a la ley.
La mitad del siglo XIX fue la época del renacimiento de nuestra región. Efectivamente entre 1850 y 1860 se operó la gran transformación que desde hacía tres siglos esperaban olvidada y franciscanamente nuestros pueblos. Antes de la fecha señalada sólo se podía apreciar en los diferentes conglomerados que hoy componen el estado Táchira pobreza, soledad, miseria, desolación, ataques implacables de indios, terremotos y otras mil calamidades. Pero en la década a que se alude hubo un insólito despertar de los pueblos de esta parte de los Andes. Fue un renacimiento en todos los sentidos. En el aspecto social, en el campo demográfico y estadístico, en la riqueza agrícola, en la iniciación de la inmigración europea y de otras regiones de Venezuela, en el diseño urbanístico, en el área educacional y en alentadores atisbos culturales. Religiosamente se enriqueció la ciudad de San Cristóbal con una nueva Parroquia, la de San Sebastián (después San Juan Bautista), a más de la Parroquia Matriz de San Cristóbal y con un nuevo cementerio. El Cabildo deSan Cristóbal se percató de ese auge y, viviéndolo, solicitó decididamente a la Cámara de Representantes del Congreso nuestra segregación de Mérida y la creación de una nueva provincia con el nombre de Torbes. Componían el Concejo Municipal de San Cristóbal el Presidente Antonio María Gatell, el Concejal Primero León Caridad, el Concejal Segundo José María Contreras, el Procurador Municipal Domingo Martínez y el Secretario Municipal Agustín Arias. Argumentaban los ediles y el resto de numerosos firmantes que el Cantón San Cristóbal para la época posee una población que excede de 24.000 almas, exporta anualmente hacia el extranjero más de cincuenta mil quintales de café, consume cuatro mil reses, importa con igual fin hasta doscientos cincuenta mil pesos en mercancía de ultramar, produce para las rentas provinciales de dieciséis y dieciocho mil pesos también anuales, labra una agricultura de frutos menores que da lo necesario para su consumo interior y deja un sobrante calculado en más de treinta mil pesos que extrae para diferentes puntos de dentro y fuera de los límites provinciales y que es debido tan cuantioso movimiento al activo comercio que aquí se mantiene con los Llanos de Apure y las frecuentes relaciones con Maracaibo". Estas y otras razones fueron expuestas y a la solicitud coadyuvó el general Carlos Luis Castellí, plenipotenciario venezolano en la Nueva Granada, quien levantó un informe sobre las ventajas que traería la creación de la nueva provincia.
El renacimiento de San Cristóbal para esta época fue en diferentes aspectos. Habían progresado las parroquias de Táriba, San Agatón de Guásimos, Capacho y Constitución que integraban el circuito de San Cristóbal, se había creado el Cantón de Lobatera, el Cantón Táchira (San Antonio) y el Cantón de La Grita (como lo fue desde sus inicios) mostraba un gran florecimiento geográfico, agrícola, religioso y cultural. No obstante la cercanía a la frontera, las rutas expeditas hacia el lago de Maracaibo por dos vertientes, el camino de los Llanos que se había abierto en 1750, la creación del Colegio San Agustín y la del Colegio Provincial, la aparición de nuevas barriadas como las aldeas de La Ermita, La Concordia y Paramillo que ya intentaban ser poblaciones, todo eso favoreció, con otras cosas, para que San Cristóbal fuese declarada la capital de la nueva Provincia.
*Cronista de la ciudad de San Cristóbal *Decano de los Cronistas de Venezuela

(Tomado de Diario de La Nación, 18/01/06)




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