EL PATRIARCA DE LA HISTORIA EN EL ESTADO TACHIRA. José Pascual Mora García
Presidente de la Academia de Historia del Táchira
(2004-2006) y (2006-2008)
ULA.Táchira
Resumen.
Mons. Raúl Méndez Moncada (1917) nació en la población de El Cobre, antiguo Distrito Jáuregui. En 1929 se traslada a la ciudad de Mérida donde inicia sus estudios en el Seminario Conciliar. Luego se traslada al Seminario Conciliar de San Cristóbal, y finalmente en el Seminario Interdiocesano de Caracas termina sus estudios de filosofía y teología en 1941. Su obra como sacerdote es prolífica, pero quisiéramos destacar que fue co-fundador del Centro de Historia del Táchira en 1942, por eso lo consideramos junto con Ramón J. Velásquez, como los dos únicos patriarcas de la historia del Estado Táchira, que han vencido la ruina del tiempo y continúan activos como testigos de esa gesta. En nuestro trabajo queremos destacar la historia generacional que va de Mons. Jesús Manuel Jáuregui hasta Mons. Raúl Méndez Moncada, como representantes de la virtud por excelencia: la sabiduría.
Palabras claves: historia social, historia de las mentalidades, historia de la educación
Introducción.
En la cultura griega clásica los pueblos se clasificaban según la areté que pregonaban. Entendemos por areté a la virtud que expresaba el objetivo de la paideia (del ideal educativo). La areté es la síntesis del ideal colectivo vigente, un poco, lo que hoy denominamos inconsciente colectivo dominante. Cada generación potencia un tipo de areté según sean los ideales que busca potenciar en las generaciones emergentes. Por eso la areté se difunde a través del ideal educativo. En ese sentido, la areté es dinámica. En los pueblos más atrasados culturalmente impera una areté caballeresca, guerrera, y por tanto, el hombre valeroso es el hombre guerrero. Estos pueblos guerreros tenían como eje de la virtud el ejercicio de la guerra, y el hombre no era verdaderamente virtuoso si no dejaba la vida en batalla. En Grecia fue la etapa de Homero, quien la dejó ejemplificada en La Ilíada.
Pero con el advenimiento de la polis, y el nacimiento de la democracia, la virtud fundamental dejó de ser el valor en batalla (andreia), para identificarse con la justicia (dikaiosyne). Lo cual significa que los pueblos en donde impera la justicia son los pueblos demócratas. En los pueblos más evolucionados el ideal supremo es el hombre sabio, mientras que en los pueblos menos evolucionados el ideal es el hombre guerrero. Y esta diferencia impactaba no sólo el modelo educativo sino el modelo político. Los pueblos de la areté guerrera son gobernados por héroes militares, mientras que los pueblos en donde la areté es la sabiduría son gobernados por hombres sabios y cultos. Esta es la diferencia entre la areté en la época de Homero y la areté en la Atenas de Platón.
La Grita, Lobatera y El Cobre merecen especial significación por haber fraguado en el tiempo el ideal del hombre sabio. Proceso que se inició desde la colonia pero que se consolidó con la generación que lideró Mons. Jesús Manuel Jáuregui Moreno. En presencia de un momento histórico que niega las historias locales para constituirnos en hijos de la globalización es necesario volver a la historia lenta de nuestras raíces para potenciar un futuro lleno de alternativas conquistadas y construidas por nosotros mismos. Por eso la Academia de Historia del Táchira abre un capítulo especial en el siglo XXI para la creación de los Centros de Historia Municipal, del cual esperamos que con la impronta del Prof. Roberto Esteban Avendaño, quien ha fijado su residencia de nuevo en esta bella ciudad, muy pronto vengamos a constituirlo.
Impera en este momento fundirnos en el fuego incandescente de la historia para repensarnos en nuestras maneras de ser y de sentir. De lo contrario, dentro de poco nuestras generaciones de relevo formarán parte de la galopante generación de los "sin patria", una generación para la cual es más importante la marca de su calzado que los problemas de su nación.
Pero esta práctica globalizante no es nueva, pues desde la antigüedad los países conquistados eran sometidos sistemáticamente a un olvido de sus raíces y de su historia. El pueblo de Israel pudo salir de Egipto porque nunca olvidó sus raíces, lo fusionaban como pueblo su lengua, sus tradiciones y su religión; su psicología social o memoria colectiva diríamos hoy. Gracias a sus valores culturales los pueblos grandes de la historia han podido superar sus dificultades, internas y externas.
Con Mons. Dr. Jesús Manuel Jáuregui en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús (1884); allí se formó una generación que a la postre fueron los intelectuales orgánicos que tuvieron una presencia determinante en la Revolución Liberal Restauradora y, sobre todo, porque integraron las llamadas Luces del Gomecismo.
Desde entonces podemos decir que se ha desarrollado tres grandes generaciones de sacerdotes que siendo nativos de Lobatera y El Cobre tuvieron una importante significación en el desarrollo de la estructura mental de la areté signada por el símbolo de la sabiduría. La primera, la denominaremos generación fundadora, y se inició bajo el derrotero de Mons. Jesús Manuel Jáuregui Moreno. Luego, una generación intermedia, que corresponde al momento del Pbro. Pedro María Morales, Mons. José Teodosio Sandoval y Mons. Edmundo Vivas. Y la tercera etapa, que corresponde a la presencia de Mons. Raúl Méndez Moncada.
I Parte.
La Generación Fundadora.
1.1. Mons. Jesús Manuel Jáuregui Moreno (1848-1905).
El Colegio-Seminario Sagrado Corazón de Jesús podemos decir que se convirtió en el primer antecedente de universidad en el Táchira y epicentro de la generación fundadora de la Atenas del Táchira. Dos patriarcas son los pioneros de la Educación Superior en los Andes venezolanos; en Mérida Fray Ramos de Lora, y en La Grita, Mons. Jesús Manuel Jáuregui. Si Fray Ramos de Lora, con Las Constituciones sobre una Casa de Educación (1785), es el patriarca del "Seminario de San Buenaventura y de la Universidad de los Andes, glorias bicentenarias de la ciudad y de la región;" con Mons. Jesús Manuel Jáuregui nació en el centenario Seminario-Colegio Sagrado Corazón de Jesús de La Grita (1884), en la antigua sección Táchira del Gran Estado los Andes.
Sin excedernos en apreciaciones lisonjeras, este fue primer centro de Educación Superior, pues allí se enseñaba un Trienio Superior de Filosofía el cual tuvo resultados favorables en los egresados al ir a otras universidades. Cuando se abrió el Colegio, el 1 de enero de 1884, participaron: "El Director Pbro. Jesús Manuel Jáuregui y también los señores, Pbro. José Jesús Villalobos que es así mismo catedrático de latín e historia. General Adolfo Trágenas, Jefe Civil, Dr. Francisco Antonio Guerrero, quien dá (sic) además las clases de gramática y poética; Sr. Ramón Vera; también catedrático de canto, música y geografía." Además de los mencionados Edmundo Vivas (1942) agrega los siguientes profesores: Fernando Mora G., Horacio Pompilio Quintero y Miguel Antonio García.
Este fue el inicio de una élite intelectual que a la postre fue protagonista en la vida pública regional y nacional. Con una escolaridad que abarcó a más de 1500 jóvenes; la productividad de la institución podría cuantificarse en: cincuenta y tres sacerdotes, un arzobispo, sesenta y seis bachilleres, treinta y dos doctores, y veintiún generales. Al respecto citamos los egresados que tuvieron obtuvieron sus respectivos títulos académicos en universidades venezolanas: Emilio Constantino Guerrero, Diógenes Escalante, Pedro María Parra, Vicente Dávila, Antonio Rómulo Costa, Rubén González, Efraín González, Francisco Baptista Galindo, Gerónimo Maldonado, Abigaíl Colmenares, Antonio María Quintero, José Gilberto Guerrero, Andrés Quintero, Víctor Manuel Ramírez, Tolentino Itálico Terán, Francisco Colmenares, Amadeo Ibarra, Gabriel Colmenares, Benjamín González, Efraín González, Horacio Chacón, Ramón Vargas, Olinto Berti, Luis Andrés Cárdenas, Manuel Alfredo Vargas, Encarnación Centeno, Leonidas León, Marco Tulio Torres, Enrique Torres, Raúl Crespo, José Miguel Crespo, Antonio Colmenares, Julio Consalvi, Hugo Cárdenas, Eliseo Vivas. Y como bachilleres destacados, se mencionan además los siguientes: Juan Andrade, José Augusto Gandica, Ramón Antonio González, Julio Hernández, Epifanio Mora, Eliseo Mancilla, Julián Parra, Darío Ramírez, Asarías Varela, Félix Román Duque, Miguel Escalante, Virgilio Pinto, Ulises Pinto, Ramón Rojas, Manuel María Cárdenas, Manuel Duque, Roberto Antonio Gil, Ignacio Bazó, Carlos Costa, Leoncio Guerrero, Evaristo Moncada, Pedro Pablo Mendoza, Bartolomé Mendoza, Francisco Reina, Juan Salvador Quintero, Rafael Antonio Gil, Eliseo Omaña, Felipe Sabino, José María Costa, Román Chávez, Jesús María Nieto, Manuel Antonio Roa, Camilo Aranguren, Antonio Ignacio Avendaño, Augusto Briceño, José Gregorio Noguera, José Antonio Noguera, Luis Enrique Rojas, José Antonio Romero, Ángel María Rangel, Pablo Emilio Uzcátegui, Ramón Vera G., Alberto Sánchez, Elio Sánchez, Pablo Balza, Antonio Cárdenas, César Chacón, Federico Orestes, José Antonio González, Pedro Guardia, Dámaso Hernández, Rafael Yllarramendi, Pablo Romero, Anselmo Sulbarán, Aurelio Useche, Eliseo Méndez, Ramón Vera (h), Fidel Orozco, Argimiro Albornoz, Pablo Rangel, Francisco Briceño, Pedro María Morales, Luis Eladio Contreras, y Ramón Dávila.
Pero además irradió la llama de la cultura hasta territorios de la República de Colombia, específicamente el Norte Santander, desde donde venían algunos estudiantes.
Jáuregui transformó su labor educativa en una ESCUELA DE PENSAMIENTO, en el sentido griego de la expresión (SKOLE). Sin menoscabo de otros tiempos, pero en honor a los logros académicos y por el impacto que alcanzó sobre la sociedad tachirense y venezolana. Pues, además del centro educativo congregó a lo más granado de la intelectualidad andina, convocando a literatos, artistas y poetas en el denominado Ateneo Luisiano que presidía Emilio Constantino Guerrero. Recordamos en ese sentido a Don Tulio Febres Cordero, quien fuera asiduo a las tertulias del Ateneo Luisiano.
Recientemente en un estudio realizado por el Grupo de Investigación de Historiografía de Venezuela de la ULA-Mérida se constata la fama de los egresados del Colegio-Seminario Sagrado Corazón de Jesús; el Anuario de la Universidad de los Andes (1890-1901) señala: "en la memoria rectoral hay honrosa mención de los Colegios de La Grita, bajo la dirección del Sr. Pbro. Dr. J. M. Jáuregui, y de Mérida, dirigido por los señores Pbros. Dres. Miguel Lorenzo Gil Chipía y Clemente Mejía; acerca de los dos famosos colegios y sus directores, el Dr. Parra (Caracciolo, Rector en esa época de la Universidad de los Andes) informó al Ministro de Instrucción Pública: cumplo con gusto un deber de estricta justicia al informar al señor Ministro que estos Planteles, favorecidos con la habilitación de estudios filosóficos, fundados y dirigidos por tan hábiles y competentes Directores, han dado y siguen dando resultados muy satisfactorios: los cursantes que vienen a la Universidad a recibir el grado de bachiller y que han hecho sus estudios en esos Institutos casi generalmente han obtenido la calificación de sobresalientes por sus profundos conocimientos." Y en un inventario de las tesis de grado para optar al grado de Bachiller en Filosofía se destaca igualmente la calidad de las tesis elaboradas por los egresados del Colegio.
De esta manera el centro educacional de Jáuregui Moreno en La Grita, se convirtió en el mármol que modeló la estirpe de Prometeo en el Táchira. Carlos Felice Cardot reafirma que "el Colegio del Corazón de Jesús en La Grita, más que cualquier otro instituto educacional, abrió el cauce intelectual, hizo despertar del letargo en que estaba sumida una región, y alentó la fibra cultural de varios hombres."
II Parte.
La Generación Intermedia.
Si Mons. Jesús Manuel Jáuregui fue mentor de la generación fundadora de la educación superior en el Táchira, en la generación intermedia encontramos a tres mecenas de la educación y la cultura emparentados con Lobatera y en el antiguo Distrito Jáuregui; se trata del Pbro. Pedro María Morales Gómez (1876-1925), Mons. Mons. José Teodosio Sandoval Mora, y Mons. Edmundo Vivas Medina. Cada uno se encargó de portar la antorcha dejada por Jáuregui para diseminarla entre las generaciones emergentes.
1. Pbro. Pedro María Morales Gómez (1876-1925)
Nativo de El Cobre. Nace en el seno de los esposos Félix Morales y Carmen Gómez de Morales. Ingresa al Colegio- Seminario Sagrado Corazón de Jesús en la Grita, en donde se encuentra el siguiente expediente de acompañado de sus condiscípulos:
1893
Arellano Rafael, Aranguren Camilo, Angulo Ramón, Arellano Domingo, Arismendi Ruperto, Arocha Jesús María, Alvarado Ángel María, Avendaño Antonio Ignacio, Briceño Amadeo, Briceño Augusto, Balza Pablo E., Belandria Rafael, Balza Rito Antonio, Barco Domingo, Berti Olinto, Buitrago José María, Baptista Francisco, Balanzó Vicente Elías, Colmenares Domingo Antonio, Colmenares Gabriel, Costa José María, Costa Antonio María, Cárdenas Luis Andrés, Contreras Justo, Contreras Ramón, Costa Elpidio, Carrero Narciso, Cárdenas Antonio, Castro Román, Cárdenas José Antonio, Castro Ascensión, Chacón Luis Ignacio, Chacón César, Chávez Román, Dávila Vicente, Dávila Mariano, Delgado Chalbaud Cardona Román, Delgado Enrique, Duque Escolástico, Duque Miguel, Duque Ángel María, Duque Félix Román, Escalante Diógenes, Escalante Maximiliano, Eslava Abelardo, Faraco César, Federico Orestes, González Felipe, González José Antonio, González Benjamín, González Manuel, García José María, González Efraín, García Ovidio, Guerrero Francisco, García Vicente, Guerrero Rafael, Gandica Rafael, García Luis, Guardia Pedro, Gabaldón Héctor, Henríquez Ulises, Hernández Dámaso, Illarramendi Rafael, Jáuregui Jesús Manuel, Lobo Neptalí, Moreno Julio, Monsalve Vitalino, Mansilla César, Morales Florencio, Morales Pedro María, Noguera Adonay, Noguera José Antonio, Niño Antonio, Noguera Gregorio, Parra Antolín, Pineda Miguel de Jesús, Pineda Enrique, Prato Ovidio, Prato Juan de J., Parra Florencio, Paredes Luis, Pérez José Antonio, Paz Pedro, Parra Hilario, Pérez Segundo, Quintero Maximiliano, Quintero Pedro María, Rojas Nieves, Rojas Enrique, Reina Francisco, Rangel Ángel María, Romero Rafael, Roa Manuel Antonio, Rodríguez Ulpiano, Rojas Manuel, Rivas Jacinto, Ramírez Maximiliano, Sánchez Elio, Sosa Carlos Infante, Terán Elíseo, Troconis José Antonio, Uzcátegui Rafael, Uzcátegui Pablo Emilio, Uzcátegui V. Manuel, Uzcátegui Luis, Uzcátegui Daniel, Vargas Manuel Alfredo, Velasco Ramón María, Vargas Ramón, Vale Teolindo, Velasco Rafael María, Zambrano Rafael, Zambrano Manuel
En Lobatera se le recuerda por su labor como constructor del frontis de la majestuosa Iglesia y agrupaciones culturales.
2. Mons. José Teodosio Sandoval. (1899-1985)
Mons. José Teodosio Sandoval era oriundo de Lobatera. Nace en el seno de los esposos: Don Benedicto Sandoval y Doña Ignacia Mora de Sandoval. Ordenado sacerdote por Mons. Tomás Antonio sanmiguiel en 1924. Desde el 12 de marzo de 1929 fue Vicario de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Este ilustre mecenas preservó el antiguo Hospital San Antonio. El edificio donde se encontraba el Hospital fue construido por el Pbro. José de Jesús Espinoza, ayudado por el Pbro. Melecio García, ambos exalumnos de Jáuregui. Pero Mons. Sandoval se encargó de organizar el Hospital, para la cual invitó a las R. Hermanas Dominicas de Mérida. El Dr. Secundino Lázaro fue el encargado de llevar el discurso inaugural el 22 de diciembre de 1930, en memoria del centenario de la muerte del Libertador. Destacamos a las siguientes Hermanas fundadoras del Hospital: Madre María Jiménez, Madre Luisa Lares, Madre Catalina Arria, Mariana Pino, Sor Inés Valecillos, y Sor Guadalupe.
Como una continuación de la labor del Hospital se fue dando pie al desarrollo de un centro de formación para las niñas de la ciudad. Fue así como nació el Colegio Santa Rosa de Lima el 24 de septiembre de 1932, que abrió sus puertas el 10 de octubre de 1933. Permítaseme un inciso para incorporar un héroe anónimo en las construcciones de La Grita y el Táchira, Don Amadeo Guerrero, quien terminó de construir el Colegio Santa Rosa de Lima, el Seminario Kermaria, el Instituto Jáuregui, La Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, ayudante de don Inocente Méndez en el revestimiento interno de la Basílica del Espíritu Santo de La Grita, terminó la Capilla de La Espinosa, La Meseta, la Capilla de Fátima, y las torres de la Iglesia de La Ermita (San Cristóbal). Don Juan Amadeo Guerrero Durán (1912-2001), el albañil de las grandes edificaciones del siglo XX ha pasado desapercibido y hoy lo queremos recordar. Hoy su hijo Abraham Dionisio Guerrero Romero recibe la Orden Corina Cárdenas en reconocimiento a la labor su Señor Padre. Prosigamos, entre las fundadoras del Colegio destacamos a Sor Nieves María Bauste y Sor Teresita Monsalve. El Colegio devino en el tiempo en la Normal, para formación de Maestras. De la segunda promoción de Normalistas en 1949, es la también homenajeada Dra. Ana Ramona Montoya de Moreno. Profesora Titular jubilada de la Universidad del Zulia, y con amplios estudios en psicopedagogía, área en la que obtuvo un Doctorado por la Universidad Complutense de Madrid. Hoy en día es la fundadora del Museo Santo Cristo de La Grita.
Pocos saben también que Mons. Sandoval fue el mentor de la idea del Seminario Eudista en La Grita. Comenta Mons. Edmundo Vivas que fue una propuesta del Padre Sandoval al Padre Le Doussal (Superior de los Eudistas en San Cristóbal), quien pasaba unas vacaciones en La Grita. Y en efecto el 13 de diciembre de 1933 llegaron los P. Eudistas, y se instalaron inicialmente en la casa del Padre Sandoval. Luego el 15 de enero de 1934 pasaron a la casa del Dr. Teófilo Noguera donde abrieron las puertas con el siguiente personal: Director P. Le Doussal, junto al P. Juan Bautista Cabaret, y el Hermano Amado de Jesús. El nuevo edificio levantado con los planos del P. Cabaret fue inaugurado el cuatro de septiembre de 1935. El más insigne egresado de este Seminario fue Mons. Miguel Antonio Salas, quien llegó a ser Arzobispo de la Arquidiócesis de Mérida. Lamentablemente el edificio, único en su estilo en La Grita, con reminiscencias de los antiguos seminarios europeos se perdió por la desidia y la falta de cultura del poder económico. Que triste debió ser para Mons. José Teodosio Sandoval el ver nacer y morir su sueño. Esta es una de las vergüenzas de la Atenas del Táchira. Ni siquiera nos quedaron las ruinas para ser vistas por nuestros hijos, al estilo de las ruinas del Paternón griego. Pero de paradojas está construida la historia de la humanidad, diría Ramón Elías Camacho.
La década del treinta del siglo pasado fue clave en la maduración espiritual de la ciudad Atenas del Táchira: estrena Hospital, Seminario, Colegio, se reactiva el Instituto Jáuregui, se funda la Escuela de Clases, circulan varios periódicos, entre ellos: El Esfuerzo de Isaura, Lampos de Evita Escalante, El 13 y el Cyrano, que dirige Pedro Romero Garrido en el que participan Antonio Arellano Moreno, Pepe Quintero García, Arturo Croce, Carlos Ramón Sánchez, y Marcos A. Morales. Y el estelar periódico La Verdad fundado en 1936, por Rafael Rivera, Vicente Arellano y el exseminarista Genaro Méndez Moreno. La Verdad se convirtió en el eje de referencia de la ciudad, participaban como columnistas los más destacados intelectuales, como el recordado médico Luis Antonio Sardi García. La Verdad hizo honor a su nombre porque sirvió para presentar un foco de resistencia a la dictadura gomecista. Para un estudio riguroso debe revisarse el extraordinario trabajo del Dr. Ricardo Méndez Moreno (2000): La Verdad, atalaya gritense. Una obra que recoge la memoria histórica con la sabiduría de quien escribe por igual para agradar a los niños y los sabios. Es una obra que recuerda mutatis mutandis a la inmortal obra: Gargantua y Pantagruel de François Rabelais. Creo sin el ánimo de hacer comparaciones históricas, porque cada tiempo tiene su exclusividad, que entre la década del treinta y el cuarenta se fraguó en La Grita la segunda Edad de Oro de la "Atenas del Táchira."
A comienzos de la década del cuarenta, se respiraba ese aroma exquisito de la ciudad luz. Aspecto que puede ser constatado por el calibre intelectual de un acto convocado por jóvenes estudiantes de la Federación de Estudiantes de Venezuela, sección Táchira, reunidos en La Grita el día 8 de junio de 1941. El Lugar elegido fue el antiguo y extinto Teatro Gandica, y destacamos lo siguiente: presentación de Oberturas por la Orquesta de la Junta Pro-Arte, bajo la dirección del Profesor Luis Felipe Ramón y Rivera. Esta Orquesta estaba integrada por Luis Eduardo Cote, Pedro Delgado Chacón, José Ignacio Olivares, José Antonio Prato, Manuel Osorio Velasco, Miguel Ángel Moreno, Pedro Moreno, Alfirio Niño, y Rafael Osorio Velasco. El acto tenía como objetivo la conferencia Dr. Raúl Soules Baldó, la cual fue presentada por el Br. Ramón J. Velásquez. Luego declamó el Dr. Teodoro Gutiérrez Calderón con acompañamiento del conjunto orquestal de la Pro-Arte. ¡Qué tiempos aquellos!
3. Mons. Edmundo Vivas Medina.
Nativo de Labatera. Nace en el seno de los esposos: Don Espíritu Santo Vivas y Doña Demetrio Medina de Vivas. En 1912 es ordenado sacerdote, luego de cursar sus estudios en Pamplona, por Mons. Antonio Ramón Silva. La obra de Jáuregui permaneció cerrada por veinte años entre 1917 y 1937. Fue el Pbro. Edmundo Vivas quien emprendió la labor de su reapertura. La Junta estaba constituida por los siguientes jaureguinos: Presidente, Pbro. J. Edmundo Vivas; Tesorero, Ramón Gandica G; Secretario, C. R. Sánchez M; Vocales: J. Manuel Pulido G., M. Eutimio Gandica G. y Carlos Julio Zambrano. La Grita, 29 de agosto de 1937.
El entonces Ministro Ángel Grisanti aprobó la solicitud, y la nómina estaba compuesta por el Pbro. Edmundo Vivas (Título de Bachiller en Filosofía y Letras, se encuentra registrado en el Consejo Nacional de Instrucción en Caracas, con fecha 26 de diciembre de 1916), R. Vicente Mora (su título profesional se encuentra registrado en el Ministerio de Instrucción Pública, hoy de Educación Nacional, bajo el No. 65), J. Manuel Pulido G. (credenciales en el Archivo de la Universidad Central de Venezuela. Inscrito en primer año de Ingeniería en septiembre de 1930), C. R. Sánchez M. (Cursó sus estudios de Bachillerato en el Instituto Jáuregui, donde finalizó el 12 de noviembre de 1917), Cosme D. Mansilla (egresado del Instituto Jáuregui, en 1817), Ramón Vera G. (antiguo profesor del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, y ahora con el título de Dr. en Filosofía y Letras por The American Tres University of New York.)
Los alumnos que egresaron en julio de 1938 fueron los siguientes: A. Miguel Moncada, Juan Antonio Galeazzi, Homero Romero, Dulio Moreno, Casiodoro Casanova, José Alí Salcedo, Honorio Ramírez, Ida Duque, Ilda Josefa García, Ana Oliva Mora, Libia Galeazzi, y Saturna Roa. Esta generación fue conformando una élite en diversos campos del conocimiento: económico, político, e intelectual que tuvo gran impacto en La Grita y el Estado Táchira en la segunda mitad del siglo XX. En la quinta década fue Director el Dr. Teodoro Gutiérrez Calderón, y recordamos como egresados a Carlos Roa Moreno, quien a la postre sería médico, apóstol de la medicina; Frutuoso Vivas, (Fruto) sería flamante arquitecto y monumental diseñador que todavía deslumbra en la palestra nacional; y Domingo Enrique Lupi, el eterno cronista de La Grita.
Junto al Instituto Jáuregui hay que destacar la labor desarrollada en la formación castrense por la llamada ESCUELA DE CLASES, adscrita al Ministerio de Guerra y Marina. Comenzó a funcionar el 20 de enero de 1938, con 170 alumnos; siendo los miembros del Cuerpo Directivo los siguientes militares profesionales de carrera: Mayor Luis A. Vega, Capitán Marcelino Ochoa, Teniente Manuel Ojeda Guía, Subtenientes: Anastasio Gómez, José Vicente Santaromita y Gonzalo Balza; y como practicante Raúl Febres Cordero. La Escuela de Clases fue una idea del General Eleazar López Contreras, siendo Presidente de la República, tal como se lo comunicó a Mons. Edmundo Vivas en 1937. Seguramente en agradecimiento y recuerdo a Mons. Jáuregui, de quien había sido su alumno en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús. De esta manera, podemos significar que la formación militar en La Grita no comenzó con el Liceo Militar Jáuregui sino que tuvo su antecedente en la llamada Escuela de Clases.
El Instituto Jáuregui se transformó en el Liceo Federal, y finalmente en 1952, en el Liceo Militar Jáuregui, siendo Director el Dr. Mario Briceño Perozo. Recordamos entre los directores a los siguientes Coroneles: Alfonso Márquez Morales, Humberto Vivas González, Ismael Briceño, José Lorenzo Risso, Miguel Méndez Salas, Arenas Vega, Sánchez Olivares, Tulio Salgado Ayala, Pablo Antonio Flores, Tito López, Godofredo Moreno, Tulio Armando Pulido, Arnal Núñez, Jaime Gutiérrez, Zerpa Tovar, Orangel Zambrano, Jorge Oliveros, Ernesto Aníbal Caldera, Luis Melquíades Ruiz, Alfonso Ochoa, Roberto Zamudio, Cesar Augusto Angarita, Efrén Hernández Lezama, Héctor Julio Granados, Omar Arismendi, José David Monsalve, Jacinto Arturo Colmenares, Tito Duarte, Antonio Delgado Bolívar, Arévalo Méndez Romero, Antonio García Correa,, Rafael Teodoro Flores Rojas, Rodolfo Mendoza Urbina, Oswaldo Rada Prieto y en la actualidad Juan Francisco Colmenares.
III Parte.
La Tercera Generación.
BIBLIOGRAFÍA.
Osorio, F. E. (1996) Los Andes Venezolanos (Proceso social y estructura demográfica (1800-1873). Mérida:ULA.
Pérez Vivas, A. (1966) Psicología Tachirense y Desarrollo. San Cristóbal:Colección Manuel Felipe Rugeles.