Invitación para el 28/09/07
Me dirijo a Uds., para invitarlos a las actividades planificadas en el marco del Programa de
La actividad se realizará en el auditorio de
Información
ACADEMIA DE HISTORIA DEL TÁCHIRA
SERÁ RECIPIENDARIA DE
Dr. J. Pascual Mora García
Presidente Academia Historia del Táchira
(Foto: Sede Academia de Historia Boyacense,
Cfr. Revista REPERTORIO, n° 341, Año XCIII, abril, 2005)
Producto de las relaciones internacionales y el acercamiento con instituciones de alta categoría hemos realizado visitas y firmado acuerdos interinstitucionales con acreditadas academias como
Correspondencia desde México
Jose Maria Lopez Sanchez |
| mostrar detalles | 27-abr (3 días antes) | |
Estimado amigo,
Me complace comunicarle que su ponencia titulada "Historia social e institucional del Ateneo del Táchira, Salón de lectura de San Cristóbal" sido aceptada para formar parte del V Congreso Internacional sobre historia y prospectiva de las universidades de Europa y América en la mesa "Historia de En unos días le estaremos enviando la carta de aceptación formal en dicho evento. Reciba un cordial saludo, José María López Sánchez Coordinador de José María López Sánchez |
Jose Maria Lopez Sanchez |
| mostrar detalles | 02-may (1 día antes) | |
Estimado José Pascual Mora, José María López Sánchez |
Mons. Raúl Méndez Moncada
José Pascual Mora García
Presidente de
(2004-2006) y (2006-2008)
ULA.Táchira
Resumen.
Mons. Raúl Méndez Moncada (1917) nació en la población de El Cobre, antiguo Distrito Jáuregui. En 1929 se traslada a la ciudad de Mérida donde inicia sus estudios en el Seminario Conciliar. Luego se traslada al Seminario Conciliar de San Cristóbal, y finalmente en el Seminario Interdiocesano de Caracas termina sus estudios de filosofía y teología en 1941. Su obra como sacerdote es prolífica, pero quisiéramos destacar que fue co-fundador del Centro de Historia del Táchira en 1942, por eso lo consideramos junto con Ramón J. Velásquez, como los dos únicos patriarcas de la historia del Estado Táchira, que han vencido la ruina del tiempo y continúan activos como testigos de esa gesta. En nuestro trabajo queremos destacar la historia generacional que va de Mons. Jesús Manuel Jáuregui hasta Mons. Raúl Méndez Moncada, como representantes de la virtud por excelencia: la sabiduría.
Introducción.
En la cultura griega clásica los pueblos se clasificaban según la areté que pregonaban. Entendemos por areté a la virtud que expresaba el objetivo de la paideia (del ideal educativo). La areté es la síntesis del ideal colectivo vigente, un poco, lo que hoy denominamos inconsciente colectivo dominante. Cada generación potencia un tipo de areté según sean los ideales que busca potenciar en las generaciones emergentes. Por eso la areté se difunde a través del ideal educativo. En ese sentido, la areté es dinámica. En los pueblos más atrasados culturalmente impera una areté caballeresca, guerrera, y por tanto, el hombre valeroso es el hombre guerrero. Estos pueblos guerreros tenían como eje de la virtud el ejercicio de la guerra, y el hombre no era verdaderamente virtuoso si no dejaba la vida en batalla. En Grecia fue la etapa de Homero, quien la dejó ejemplificada en
Pero con el advenimiento de la polis, y el nacimiento de la democracia, la virtud fundamental dejó de ser el valor en batalla (andreia), para identificarse con la justicia (dikaiosyne). Lo cual significa que los pueblos en donde impera la justicia son los pueblos demócratas. En los pueblos más evolucionados el ideal supremo es el hombre sabio, mientras que en los pueblos menos evolucionados el ideal es el hombre guerrero. Y esta diferencia impactaba no sólo el modelo educativo sino el modelo político. Los pueblos de la areté guerrera son gobernados por héroes militares, mientras que los pueblos en donde la areté es la sabiduría son gobernados por hombres sabios y cultos. Esta es la diferencia entre la areté en la época de Homero y la areté en
Impera en este momento fundirnos en el fuego incandescente de la historia para repensarnos en nuestras maneras de ser y de sentir. De lo contrario, dentro de poco nuestras generaciones de relevo formarán parte de la galopante generación de los "sin patria", una generación para la cual es más importante la marca de su calzado que los problemas de su nación.
Pero esta práctica globalizante no es nueva, pues desde la antigüedad los países conquistados eran sometidos sistemáticamente a un olvido de sus raíces y de su historia. El pueblo de Israel pudo salir de Egipto porque nunca olvidó sus raíces, lo fusionaban como pueblo su lengua, sus tradiciones y su religión; su psicología social o memoria colectiva diríamos hoy. Gracias a sus valores culturales los pueblos grandes de la historia han podido superar sus dificultades, internas y externas.
Con Mons. Dr. Jesús Manuel Jáuregui en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús (1884); allí se formó una generación que a la postre fueron los intelectuales orgánicos que tuvieron una presencia determinante en
Desde entonces podemos decir que se ha desarrollado tres grandes generaciones de sacerdotes que siendo nativos de Lobatera y El Cobre tuvieron una importante significación en el desarrollo de la estructura mental de la areté signada por el símbolo de la sabiduría. La primera, la denominaremos generación fundadora, y se inició bajo el derrotero de Mons. Jesús Manuel Jáuregui Moreno. Luego, una generación intermedia, que corresponde al momento del Pbro. Pedro María Morales, Mons. José Teodosio Sandoval y Mons. Edmundo Vivas. Y la tercera etapa, que corresponde a la presencia de Mons. Raúl Méndez Moncada.
I Parte.
1.1. Mons. Jesús Manuel Jáuregui Moreno (1848-1905).
El Colegio-Seminario Sagrado Corazón de Jesús podemos decir que se convirtió en el primer antecedente de universidad en el Táchira y epicentro de la generación fundadora de
Sin excedernos en apreciaciones lisonjeras, este fue primer centro de Educación Superior, pues allí se enseñaba un Trienio Superior de Filosofía el cual tuvo resultados favorables en los egresados al ir a otras universidades. Cuando se abrió el Colegio, el 1 de enero de 1884, participaron: "El Director Pbro. Jesús Manuel Jáuregui y también los señores, Pbro. José Jesús Villalobos que es así mismo catedrático de latín e historia. General Adolfo Trágenas, Jefe Civil, Dr. Francisco Antonio Guerrero, quien dá (sic) además las clases de gramática y poética; Sr. Ramón Vera; también catedrático de canto, música y geografía." Además de los mencionados Edmundo Vivas (1942) agrega los siguientes profesores: Fernando Mora G., Horacio Pompilio Quintero y Miguel Antonio García.
Este fue el inicio de una élite intelectual que a la postre fue protagonista en la vida pública regional y nacional. Con una escolaridad que abarcó a más de 1500 jóvenes; la productividad de la institución podría cuantificarse en: cincuenta y tres sacerdotes, un arzobispo, sesenta y seis bachilleres, treinta y dos doctores, y veintiún generales. Al respecto citamos los egresados que tuvieron obtuvieron sus respectivos títulos académicos en universidades venezolanas: Emilio Constantino Guerrero, Diógenes Escalante, Pedro María Parra, Vicente Dávila, Antonio Rómulo Costa, Rubén González, Efraín González, Francisco Baptista Galindo, Gerónimo Maldonado, Abigaíl Colmenares, Antonio María Quintero, José Gilberto Guerrero, Andrés Quintero, Víctor Manuel Ramírez, Tolentino Itálico Terán, Francisco Colmenares, Amadeo Ibarra, Gabriel Colmenares, Benjamín González, Efraín González, Horacio Chacón, Ramón Vargas, Olinto Berti, Luis Andrés Cárdenas, Manuel Alfredo Vargas, Encarnación Centeno, Leonidas León, Marco Tulio Torres, Enrique Torres, Raúl Crespo, José Miguel Crespo, Antonio Colmenares, Julio Consalvi, Hugo Cárdenas, Eliseo Vivas. Y como bachilleres destacados, se mencionan además los siguientes: Juan Andrade, José Augusto Gandica, Ramón Antonio González, Julio Hernández, Epifanio Mora, Eliseo Mancilla, Julián Parra, Darío Ramírez, Asarías Varela, Félix Román Duque, Miguel Escalante, Virgilio Pinto, Ulises Pinto, Ramón Rojas, Manuel María Cárdenas, Manuel Duque, Roberto Antonio Gil, Ignacio Bazó, Carlos Costa, Leoncio Guerrero, Evaristo Moncada, Pedro Pablo Mendoza, Bartolomé Mendoza, Francisco Reina, Juan Salvador Quintero, Rafael Antonio Gil, Eliseo Omaña, Felipe Sabino, José María Costa, Román Chávez, Jesús María Nieto, Manuel Antonio Roa, Camilo Aranguren, Antonio Ignacio Avendaño, Augusto Briceño, José Gregorio Noguera, José Antonio Noguera, Luis Enrique Rojas, José Antonio Romero, Ángel María Rangel, Pablo Emilio Uzcátegui, Ramón Vera G., Alberto Sánchez, Elio Sánchez, Pablo Balza, Antonio Cárdenas, César Chacón, Federico Orestes, José Antonio González, Pedro Guardia, Dámaso Hernández, Rafael Yllarramendi, Pablo Romero, Anselmo Sulbarán, Aurelio Useche, Eliseo Méndez, Ramón Vera (h), Fidel Orozco, Argimiro Albornoz, Pablo Rangel, Francisco Briceño, Pedro María Morales, Luis Eladio Contreras, y Ramón Dávila.
Pero además irradió la llama de la cultura hasta territorios de
Jáuregui transformó su labor educativa en una ESCUELA DE PENSAMIENTO, en el sentido griego de la expresión (SKOLE). Sin menoscabo de otros tiempos, pero en honor a los logros académicos y por el impacto que alcanzó sobre la sociedad tachirense y venezolana. Pues, además del centro educativo congregó a lo más granado de la intelectualidad andina, convocando a literatos, artistas y poetas en el denominado Ateneo Luisiano que presidía Emilio Constantino Guerrero. Recordamos en ese sentido a Don Tulio Febres Cordero, quien fuera asiduo a las tertulias del Ateneo Luisiano.
Recientemente en un estudio realizado por el Grupo de Investigación de Historiografía de Venezuela de
De esta manera el centro educacional de Jáuregui Moreno en
II Parte.
Si Mons. Jesús Manuel Jáuregui fue mentor de la generación fundadora de la educación superior en el Táchira, en la generación intermedia encontramos a tres mecenas de la educación y la cultura emparentados con Lobatera y en el antiguo Distrito Jáuregui; se trata del Pbro. Pedro María Morales Gómez (1876-1925), Mons. Mons. José Teodosio Sandoval Mora, y Mons. Edmundo Vivas Medina. Cada uno se encargó de portar la antorcha dejada por Jáuregui para diseminarla entre las generaciones emergentes.
1. Pbro. Pedro María Morales Gómez (1876-1925)
Nativo de El Cobre. Nace en el seno de los esposos Félix Morales y Carmen Gómez de Morales. Ingresa al Colegio- Seminario Sagrado Corazón de Jesús en
1893
Arellano Rafael, Aranguren Camilo, Angulo Ramón, Arellano Domingo, Arismendi Ruperto, Arocha Jesús María, Alvarado Ángel María, Avendaño Antonio Ignacio, Briceño Amadeo, Briceño Augusto, Balza Pablo E., Belandria Rafael, Balza Rito Antonio, Barco Domingo, Berti Olinto, Buitrago José María, Baptista Francisco, Balanzó Vicente Elías, Colmenares Domingo Antonio, Colmenares Gabriel, Costa José María, Costa Antonio María, Cárdenas Luis Andrés, Contreras Justo, Contreras Ramón, Costa Elpidio, Carrero Narciso, Cárdenas Antonio, Castro Román, Cárdenas José Antonio, Castro Ascensión, Chacón Luis Ignacio, Chacón César, Chávez Román, Dávi
En Lobatera se le recuerda por su labor como constructor del frontis de la majestuosa Iglesia y agrupaciones culturales.
2. Mons. José Teodosio Sandoval. (1899-1985)
Mons. José Teodosio Sandoval era oriundo de Lobatera. Nace en el seno de los esposos: Don Benedicto Sandoval y Doña Ignacia Mora de Sandoval. Ordenado sacerdote por Mons. Tomás Antonio sanmiguiel en 1924. Desde el 12 de marzo de 1929 fue Vicario de
Como una continuación de la labor del Hospital se fue dando pie al desarrollo de un centro de formación para las niñas de la ciudad. Fue así como nació el Colegio Santa Rosa de Lima el 24 de septiembre de 1932, que abrió sus puertas el 10 de octubre de 1933. Permítaseme un inciso para incorporar un héroe anónimo en las construcciones de
Pocos saben también que Mons. Sandoval fue el mentor de la idea del Seminario Eudista en
La década del treinta del siglo pasado fue clave en la maduración espiritual de la ciudad Atenas del Táchira: estrena Hospital, Seminario, Colegio, se reactiva el Instituto Jáuregui, se funda
A comienzos de la década del cuarenta, se respiraba ese aroma exquisito de la ciudad luz. Aspecto que puede ser constatado por el calibre intelectual de un acto convocado por jóvenes estudiantes de
3. Mons. Edmundo Vivas Medina.
Nativo de Labatera. Nace en el seno de los esposos: Don Espíritu Santo Vivas y Doña Demetrio Medina de Vivas. En 1912 es ordenado sacerdote, luego de cursar sus estudios en Pamplona, por Mons. Antonio Ramón Silva. La obra de Jáuregui permaneció cerrada por veinte años entre 1917 y 1937. Fue el Pbro. Edmundo Vivas quien emprendió la labor de su reapertura.
El entonces Ministro Ángel Grisanti aprobó la solicitud, y la nómina estaba compuesta por el Pbro. Edmundo Vivas (Título de Bachiller en Filosofía y Letras, se encuentra registrado en el Consejo Nacional de Instrucción en Caracas, con fecha 26 de diciembre de 1916), R. Vicente Mora (su título profesional se encuentra registrado en el Ministerio de Instrucción Pública, hoy de Educación Nacional, bajo el No. 65), J. Manuel Pulido G. (credenciales en el Archivo de
Los alumnos que egresaron en julio de 1938 fueron los siguientes: A. Miguel Moncada, Juan Antonio Galeazzi, Homero Romero, Dulio Moreno, Casiodoro Casanova, José Alí Salcedo, Honorio Ramírez, Ida Duque, Ilda Josefa García, Ana Oliva Mora, Libia Galeazzi, y Saturna Roa. Esta generación fue conformando una élite en diversos campos del conocimiento: económico, político, e intelectual que tuvo gran impacto en
Junto al Instituto Jáuregui hay que destacar la labor desarrollada en la formación castrense por la llamada ESCUELA DE CLASES, adscrita al Ministerio de Guerra y Marina. Comenzó a funcionar el 20 de enero de 1938, con 170 alumnos; siendo los miembros del Cuerpo Directivo los siguientes militares profesionales de carrera: Mayor Luis A. Vega, Capitán Marcelino Ochoa, Teniente Manuel Ojeda Guía, Subtenientes: Anastasio Gómez, José Vicente Santaromita y Gonzalo Balza; y como practicante Raúl Febres Cordero.
El Instituto Jáuregui se transformó en el Liceo Federal, y finalmente en 1952, en el Liceo Militar Jáuregui, siendo Director el Dr. Mario Briceño Perozo. Recordamos entre los directores a los siguientes Coroneles: Alfonso Márquez Morales, Humberto Vivas González, Ismael Briceño, José Lorenzo Risso, Miguel Méndez Salas, Arenas Vega, Sánchez Olivares, Tulio Salgado Ayala, Pablo Antonio Flores, Tito López, Godofredo Moreno, Tulio Armando Pulido, Arnal Núñez, Jaime Gutiérrez, Zerpa Tovar, Orangel Zambrano, Jorge Oliveros, Ernesto Aníbal Caldera, Luis Melquíades Ruiz, Alfonso Ochoa, Roberto Zamudio, Cesar Augusto Angarita, Efrén Hernández Lezama, Héctor Julio Granados, Omar Arismendi, José David Monsalve, Jacinto Arturo Colmenares, Tito Duarte, Antonio Delgado Bolívar, Arévalo Méndez Romero, Antonio García Correa,, Rafael Teodoro Flores Rojas, Rodolfo Mendoza Urbina, Oswaldo Rada Prieto y en la actualidad Juan Francisco Colmenares.
III Parte.
Encontramos esta generación liderada por Mons. Raúl de Jesús Méndez Moncada. Nació en El Cobre, el 31 de diciembre de 1917, justamente el año en que cerraban el Colegio Sagrado Corazón de Jesús. Hijo de Don Joaquín Méndez y Doña Rosalinda Moncada.
De su etapa formativa hemos entresacado un expediente para recordar su brillantez en los estudios:
Entresacando de las antiguas publicaciones del Boletín Eclesiástico de
Luego de su breve periodo como vicario en
Mons. Raúl Méndez fue el gran artífice después de Mons. Jesús Manuel Jáuregui de la infraestructura física de
En iglesia de
Fue, como dice, por casualidad miembro fundador del antiguo Centro de Historia en 1942, pues lo invitó Mons. Edmundo Vivas a que lo acompañara y de esa forma podemos decir que es el patriarca de los académicos de la historia del Táchira.
Miembro del Club de Leones de
A manera de conclusión. Hoy cuando Mons. Raúl Méndez Moncada se prepara para sus noventa años, podemos decir que es un símbolo de la historia regional del Táchira, quizá su obra no está publicada todavía pero seguramente pronto leeremos su vena poética en sus escritos históricos. Es sin duda, el último representante de una elite intelectual que destacó a lo largo del siglo XX en
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Boletín Eclesiástico de
Acto del 22 de Mayo de 2007
BODAS DE DIAMANTE DE LA
ACADEMIA DE HISTORIA DEL TÁCHIRA
Dr. José Pascual Mora García
Presidente de
El pasado 22 de mayo, en la antigua hacienda
En presencia de una importante delegación del Municipio Ayacucho,
Al Estatuto de
La ocasión fue propicia también para homenajear en sus 90 años al Dr. Ramón J. Velásquez, patriarca de los estudios humanísticos en el estado Táchira, quien se comunicó in vivo vía telefónica para agradecer que fuera precisamente el Municipio donde nació, la sede piloto del primer Centro de Historia Municipal en el estado Táchira. En este acto también estuvo presente el Dr. Francisco Ramírez Espejo, Miembro Honorario, quien celebra este año sus Bodas de Diamante como Médico.
El Dr. Dandry Omaña, Director Nacional del IUFRONT, dirigió un mensaje a los académicos para recordar que esta institución siempre ha sido solidaria con
La historia científica será apuntalada a través de programas de formación, como es el caso de
CONFERENCIA:
“
(ASPECTOS TEÓRICO-METODOLÓGICOS Y SOCIALES EN
(1830-1999)”
Hora: 8:30 am a 10.oo am
Dr. José Pascual Mora García
Universidad de los Andes- Táchira
Investigador PPI nivel II (FONACIT)
RESUMEN
Nos proponemos hacer un estudio del papel de la ciencia y la tecnología en las distintas escenificaciones del tiempo histórico nacional venezolano del siglo XX y comienzos del siglo XXI. En este sentido, partimos de la hipótesis de que históricamente las elites y la intelligentsia fueron los ejes protagónicos en su dimensión operativa de las políticas científico-tecnológicas de los gobiernos de turno, es decir, funcionaron como aparatos ideológicos del Estado, y sirvieron de base en el diseño del tiempo histórico nacional; organizaron los ritos y conmemoraciones cívicas, la historiografía y la ensayística, determinaron cuál debía ser el paradigma científico dominante, planificaron la economía política de la verdad científica y tecnológica, incluso diseñaron cuándo y cómo debía distribuirse los recursos en las masas aliados con los centros hegemónicos del paradigma tecnocrático mundial. De esa manera, la escenificación del tiempo nacional diseñada desde las elites se convirtió en una suerte de esqueleto del imaginario científico nacional, y a la postre en una gran maquinaria que impuso el paradigma dominante. El principal imaginario tecnológico que ha determinado la construcción del tiempo histórico nacional venezolano en el siglo XX y comienzos del XXI ha sido el imaginario petrolero (Luis Ricardo Dávila, 2005). El imaginario petrolero es un componente de la sociedad venezolana, está presente en todas las representaciones, e incluso ha determinado las políticas oficiales en la formación de investigadores; y al mismo tiempo, arrastra consigo las taras de una mentalidad dependiente traducida en una “cultura piñata” sembrada en el inconsciente colectivo venezolano.
Introducción.
Considerando la experiencia colectiva del tiempo, pueden distinguirse en Venezuela, desde
Luego adviene el tiempo de la integración hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, el cual incorpora discursivamente nuevos sectores sociales y étnicos, ya no sólo está presente la casta de los independentistas que se consideraban herederos de Venezuela, sino que aparecen en la contienda de la construcción del tiempo histórico nacional los andinos en el poder. El Estado diseña las políticas en ciencia y tecnología aliado de una intelligentsia que pronto será conocida como las “Luces del gomecismo”, en la cual intervienen importantes tachirenses formados en el Colegio-Seminario Sagrado Corazón de Jesús en
A partir del año 1958, podríamos decir que emerge el tiempo de transformación, para lo cual se propone una nueva Constitución (1961) y un cambio en la estructura socioeconómica en beneficio de los trabajadores y los sectores más desposeídos. La década del sesenta se debate en una polémica caracterizada por el entrecruce de tendencias diametralmente apuestas; frente a la propuesta oficial aliada con el paradigma planificador y desarrollista, insurge un importante sector intelectual que propone el desarrollo del concepto de nación apegado al de clase, revolución y anti-imperialismo. Esta segunda propuesta es sometida y el Estado transita poco a poco en un modelo que termina entregado en manos del paradigma neoliberal en la década de los ochenta. Los parámetros para el desarrollo en ciencia y tecnología no son fijados por el Estado sino por las políticas del Banco Mundial; igualmente sucede con las políticas educativas las cuales no son producto del rol planificador del Estado venezolano sino que obedece a las imposiciones del Banco Mundial y en lo social a las del Fondo Monetario Internacional, organismo que ejerce sobre la economía nacional un férreo dominio caracterizado por las reglas de ajuste, liberalidad económica y privatizaciones.
A partir de 1998, podríamos decir que transitamos un nuevo tiempo histórico nacional, se propone un cambio estructural desde la base económica de la sociedad hasta la superestructura jurídico político e ideológica. La “revolución bolivariana” de la postula una mirada del tiempo histórico nacional pero mirando desde abajo, una propuesta política que reivindica los sectores expoliados históricamente, un pronunciamiento por los trabajadores y de los sectores más desposeídos; un nuevo tiempo caracterizado por el cambio estructural que tiene como pivotes un neonacionalismo de izquierda que retoma el concepto de nación vinculado al de clase, revolución y anti-imperialismo. Por primera vez la intelligentsia que históricamente había actuado en maridaje con los gobiernos de turno cede su puesto a los sectores populares. A pesar de que la intelligentsia participó como asesora en el proceso Constituyente de 1999, y algunos fueron asesores del Presidente Chávez, ésta se alejó. El abandono de esa intelligentsia ha dado paso a una forma de participación de los liderazgos populares subordinados incondicionalmente a la figura del presidente. Esta circunstancia en nada beneficia ni a Venezuela ni al actual sistema de gobierno. Porque el sistema de gobierno democrático debe ser capaz de resistir la disidencia interna.
Es necesaria la emergencia de una nueva intelligentsia que participe en la elaboración simbólica, una nueva intelligentsia que salga del acomodo político, y la supuesta neutralidad valorativa. Una nueva intelligentsia que supere la visión aburguesada, una nueva intelligentsia que responda responsablemente como intelectual orgánico. Este me parece que es el reto más importante tanto del actual gobierno como de la oposición en materia de formación de una intelectualidad corresponsable con la construcción del nuevo tiempo histórico que transitamos.
Sólo cuando comprendamos que el concepto de nación más que un dato geográfico o una mera territorialización del poder es una elaboración simbólica, que se constituye en torno a una interpretación del sentido de la historia de cada país, podremos pensarnos como nación responsablemente frente al futuro. Cada generación diseña su tiempo histórico, y esa es la responsabilidad de todos en Venezuela; no sólo es la responsabilidad de un grupo o sector de la sociedad como se hizo en el pasado por las clases que hegemónicamente detentaban el poder.
Veamos en detalle algunas de las características de la ciencia y la tecnología en las etapas de la escenificación del tiempo histórico nacional:
1. TIEMPO HISTÓRICO FUNDACIONAL (1830-1899)
2. TIEMPO HISTÓRICO DE
3. TIEMPO HISTÓRICO DE
4. TIEMPO HISTÓRICO DE